Caso de un niño
sordo nacido el 7 de julio de 2006, sin enseñanza adecuada,
quien a los 8 años de edad en 2014 fue adoptado por sus papis.
Ese año le
colocaron los audífonos. Con ellos, su voluntad y gestos no
enseñados, el niño lograba comunicarse. Intentaba repetir lo que le
decían o contestar a lo que comprendía, pero su articulación era
casi ininteligible. El no sabía leer ni escribir.
Fue integrado en el
curso que le correspondía por su edad un colegio normal, de línea
en valenciano. Tuvo apoyo escolar de PT y de logopeda en ese idioma
que su papá sí domina, su papi, no.
Recibí a este niño
a finales de 2014 después de haberme jubilado. Fue como un regalo
para mi. Con él pude aplicar todo lo aprendido desde mi inicio en el
año 1963 en Iadal, un instituto para niños sordos de la ciudad de
Bs.As. y en la enseñanza de la comunicación con lenguaje oral a
niños sordos de Valencia.
El inicio con
consignas orales y escritas para su movilidad en la clase y el
reconocimiento por labio-lectura de las mismas, de
objetos usuales con sus nombres escritos, le
hicieron fijar su atención en los movimientos articulatorios y le
permitieron descubrir que en las secuencias de letras, encontraba la
representación de la secuencia de vocales y de otros fonemas que
podía repetir. Haciendo él de profesor antes los carteles escritos
y los listados de palabras, recordando lo observado, nos decía las
consignas y las palabras trabajadas y las repetía con agrado para
mejorar la emisión de las mismas. Gracias a ello, a su interés por
comunicarse oralmente, observar, descubrir y aprender a escribir
mejoraba su habla, evolucionaba su lenguaje y su lectura.
No hacía falta que
reconociese, ni pronunciase cada letra con el gesto que le habían
enseñado en el colegio, y los papis lo reconocieron al comprobar que
en el gabinete, el niño reconociendo por labio lectura palabras
escritas y repitiéndolas como si ya supiese leer, adquiría más
fluidez y corrección articulatoria. Siempre dábamos prioridad a la
acentuación de las palabras y a la secuencia de las vocales de las
mismas. Las consonantes ya las diferenciaría mejor, cuando
descubriese la forma de emisión que diferencia a las bilabiales,
linguo-alveolares y linguo-palatares.
Fue indispensable el
asentamiento de su voz, con prolongación, emisión a mayor o menor
intensidad y hasta en tonos agudos y graves, para remarcar la
acentuación de las palabras y la entonación de las frases.
En el 2016, gracias
a que en Letrasfón tuvo un compañero disfónico en la clase,
jugando con él pudo afianzar el empleo del vocabulario y las
oraciones propuestas que convenía emplear en cada juego, ejercitó
con ello entonaciones representadas con gráficas y llegó a cantar
canciones infantiles con el ritmo y tonos correctos.
En su carpeta, que
permitiría dar un amplio curso sobre el aprendizaje de este niño,
figura toda su evolución.
En la hoja 1, están
reflejadas las vocales con las que comenzamos a hablar a leer y a
escribir. Las consignas verbales transmitidas por labio lectura y
ante carteles que él empezó a reconocer, a leer y aplicar ante,
mi, ante compañeros de clase, ante sus papis, amigos y familiares.
El niño comenzó a
remarcar con negro las vocales de las consignas y de los vocabularios
iniciales, luego a copiarlas en casa o en el gabinete al dictado
(detectaba una palabra por lectura labial o por su audición, la
buscaba entre las del vocabulario elegido, la repetía con o sin
ayuda para acertar con la secuencia de vocales y la escribía
emitiendo el fonema correspondiente a cada letra que graficaba.
En las hojas de su
carpeta también figuran los primeros vocabularios trabajados, a los
que día a día desde noviembre de 2014, incorporaba en su casa o en
el gabinete, las palabras que iba descubriendo. Siempre en letra
cursiva, representando al escribir el enlace de las letras tal
como se suceden los fonemas al articularlos.
En esos listados
de palabras agrupadas por categorías, vemos que están en columnas
según el género de las mismas, que algunas tienen las
terminaciones del plural, y que tienen letras coloreadas para
destacar la forma de emisión que en una u otra clase debía
interiorizar. Así, ocasionalmente, y sin ejercicios
articulatorios fue aclarando su articulación, aprendiendo a leer y a
emplear las palabras en frases. Algunas figuran en las mismas
hojas de los vocabularios, otras en hojas aparte con los esquemas de
pregunta correspondientes.
Es más eficaz
enseñar estructuras gramaticales que surjan de la necesidad del niño
por comunicarse verbalmente, si sabemos cómo, esas estructuras
gramaticales pueden ampliarse con el empleo de preposiciones,
adjetivos, adverbios, pronombres, etc , e ir cambiando las
desinencias verbales según la o las personas que ejecutan la
acción, y el tiempo futuro, presente o pasado en que sean
ejecutadas.
Cada vocabulario es
propicio para emplear determinados verbos a través de las acciones
correspondientes, determinantes numerales: mucho/s - p oco/s, tres,
más, según la cantidad o
el número de lo que
se manipule; o posesivos: mi-tu-su- nuestros, según la pertenencia y
adjetivos: crudo-cocido, dulce-ácido, poco- mucho; descocida,
arremangada, planchada; el peso: pesado-liviano, la longitud:
corto-largo, etc. y sus correspondientes femeninos y plurales.
Muchos adjetivos son
empleables con varios vocabularios y otros no; ésos son los que hay
que tener más en cuenta cuando se emplean nombres de útiles de
clase, de alimentos, prendas de vestir o utensilios de mesa y de
cocina. Etc. No es necesario manipular objetos reales, sirven las
figuras representativas, los dibujos y objetos simbólicos.
Es imposible
tener todo a disposición para mostrárselo a un niño sordo,
inteligente que necesita aprender a entender, a hablar y a escribir .
Sí es necesario representar con palabras y esquemas de oración gran
parte de lo que se diga en el transcurso de una clase y así
aprenderá a leer, y sobre todo a comprender lo que lea y a
transformar oraciones.
Las oraciones
escritas en letra cursiva, podían ser empleadas y re-empleadas con
otro vocabulario, otros verbos, otras preposiciones y otros
adverbios, según las necesidades comunicativas del aquí y ahora.
Algunas eran escritas en la pizarra o en hojas de atril, con los
acentos remarcados y graficada la entonación.
En su carpeta, hay
un apartado con los relatos sobre sus vivencias y las modificaciones
hechas en los mismos. Lo que iba a suceder, ya había sucedido, ayer,
la semana pasada, el mes o año pasado, hace mucho o hace ... meses,
o el día... de …........ de …. Esto le permitió aprender
diferentes complementos de tiempo y a emplearlos ante un calendario.
Este niño fue
aprobando los exámenes escolares, su comunicación era fluida y
totalmente inteligible, aunque todavía cometía algunos errores de
concordancia, que sabía subsanar con las preguntas adecuadas. Su
escritura y forma de coger el lápiz correctas (aunque esto último
había que controlarlo). Su comprensión lectora era perfecta ya que
sabía responder a preguntas bien formuladas e incluso sabía
formularlas. Esto le ayudó a desarrollar gran afición a la lectura
le permitió ampliar su vocabulario y enriquecer su expresión tanto
oral como escrita. Y su labiolectura a la que últimamente
ejercitaba con desagrado, es la que debía practicar aun, aunque sea
con esas consignas que en su inicio de la comunicación oral y el
aprendizaje de la lectura y escritura tanto le entusiasmaron y
ayudaron.
En 1917 nos
despedimos, porque desde que los papis adoptaron a este niño y
solicitaron ayuda logopédica gratuita, recién este año pudieron
comenzar a atenderle. En el mes de junio pude contactar personalmente
con su actual logopeda y comentar mejor ante la carpeta del niño,
cómo plasmamos en ella, desde las primeras palabras y oraciones, sus
increíbles adelantos, además sus actuales necesidades, mejor que lo
que lo hiciéramos por teléfono.
Tengo su carpeta a
disposición de quien quiera comprobar todo lo explicado.
Marta Peressini
Novaro directora de LETRASFON
Podéis escribir
vuestros comentarios o preguntas en este blog, en WhatsApp del 629
292 048 o un e-mail a “letrasfon @hotmail.com”
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